Tengo la certeza de que la primera toma de contacto entre dos personas no es la piel, sino su energía. Y esto lo escribo tras haber recibido justo ayer una sesión de reiki a distancia de una persona muy especial. Ella es puro amor y sensibilidad, una persona con la que solo he tenido ocasión de estar físicamente en una ocasión hace casi un año pero que a día de hoy se ha convertido en pieza clave en mi camino de evolución personal y espiritual.
La distancia no es una barrera cuando verdaderamente te abres al mundo desde tu verdad, sin miedo a sentirse vulnerable y sabiendo que si aceptamos todo lo que somos y lo miramos con consciencia, la magia empieza a manifestarse en tu vida. Y ahí es donde empiezas a ver lo extraordinario en lo ordinario.
Me embarco ilusionada en mi nuevo camino profesional, porque hoy sé que éste es mi lugar y aquí es donde tengo que estar. Y porque desde aquí pretendo compartir y acompañar a través de todo lo que voy aprendiendo, con el deseo de contribuir a crear un mundo más consciente. Porque como dijo Václav Habel: “la salvación de nuestro mundo se encuentra en el corazón de las personas, en su humildad, responsabilidad y capacidad de respuesta”.
Así que en lugar de seguir construyendo muros, construyamos más puentes para acercarnos y salvar distancias.